Arai

Sushi Arai, un restaurante japonés escondido en un sótano en Ginza (Tokio), y sentarnos en la barra rodeados de arte, tradición y pureza culinaria.

La entrada ya te transporta: una puerta discreta que se abre a un mundo minimalista y elegante, donde el chef y su equipo trabajan como artesanos precisos. La luz suave, los espacios impecables y el silencio concentrado hacen que cada sonido tenga su propio valor.

Estábamos 6 en la barra observando el ritual del omakase: el chef creando nigiris que cabe destacar que era súper simpático, como si cada uno fuera una pequeña obra de arte. 

 - Conjunto 5/5
- Precio/calidad 5/5
- Calidad del producto 5/5
- Servicio 5/5.

La comida fue un festival de nigiris que nos dejó sin palabras. Cada pieza era más que deliciosa, era casi poesía.

Nigiri de trucha: sutil, con esa textura delicada que se deshace en la boca, dejando una huella de frescura marina.


Nigiri de calamar: textura suave pero con personalidad, un balance perfecto entre firmeza y ternura.


Cada nigiri tenía su propio carácter, con el arroz perfectamente temperado, y ese toque de vinagre que lo hacía equilibrado y ligero. 






















Y llegamos al corazón para muchos de nosotros: los nigiris de atún.

Toro: ese corte graso y untuoso que se derrite como mantequilla japonesa en la lengua — una de las definiciones más puras del placer culinario.






Chūtoro: perfecto equilibrio entre grasa y carne roja, elegante y profundo en sabor.


Akami: limpia, firme y con ese sabor directo al mar que te recuerda por qué el sushi es una de las grandes maravillas de Japón.

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