Kyoto
Unagi Hirokawa. El templo de la anguila (5/5)
Situado en Arashiyama, Unagi Hirokawa es, sin duda, una parada obligatoria para los amantes de la buena cocina japonesa. La especialidad, como su nombre indica, es la anguila (unagi), y la experiencia fue sencillamente excepcional.
El bol de anguila estaba perfectamente cocinado, con ese equilibrio mágico entre el dulzor de la salsa y el sabor intenso del pescado, todo sobre un arroz suelto y aromático. Es el tipo de plato que te hace entender por qué la tradición culinaria japonesa roza el arte.
Eso sí, imprescindible ir con reserva, porque el lugar es pequeño y muy popular. Un sitio de diez, sin peros.
Gyukatsu (cadena, visita en Nara). Correcto, pero sin chispa (3/5)
Después de tantas recomendaciones sobre la cadena de gyukatsu (ternera empanada), decidimos probar suerte en su versión de wagyu durante nuestra visita a Nara. La idea sonaba prometedora, pero lamentablemente la experiencia se quedó corta.
El rebozado estaba bien hecho y el punto de la carne era correcto, pero en conjunto no destacó especialmente. Puede que simplemente no tuviéramos el mejor día o que la sucursal no estuviera a la altura de la fama de la cadena, pero en cualquier caso, fue una comida más bien normalita.
Situado en Arashiyama, Unagi Hirokawa es, sin duda, una parada obligatoria para los amantes de la buena cocina japonesa. La especialidad, como su nombre indica, es la anguila (unagi), y la experiencia fue sencillamente excepcional.
El bol de anguila estaba perfectamente cocinado, con ese equilibrio mágico entre el dulzor de la salsa y el sabor intenso del pescado, todo sobre un arroz suelto y aromático. Es el tipo de plato que te hace entender por qué la tradición culinaria japonesa roza el arte.
Eso sí, imprescindible ir con reserva, porque el lugar es pequeño y muy popular. Un sitio de diez, sin peros.
Gyukatsu (cadena, visita en Nara). Correcto, pero sin chispa (3/5)
Después de tantas recomendaciones sobre la cadena de gyukatsu (ternera empanada), decidimos probar suerte en su versión de wagyu durante nuestra visita a Nara. La idea sonaba prometedora, pero lamentablemente la experiencia se quedó corta.
El rebozado estaba bien hecho y el punto de la carne era correcto, pero en conjunto no destacó especialmente. Puede que simplemente no tuviéramos el mejor día o que la sucursal no estuviera a la altura de la fama de la cadena, pero en cualquier caso, fue una comida más bien normalita.
El sándwich de huevo del 7-Eleven. La sorpresa humilde.
Y para cerrar, el clásico tamago sando del 7-Eleven japonés, ese pequeño lujo cotidiano que nunca falla.
A pesar de ser un producto de konbini (tienda de conveniencia), sorprende por su textura cremosa, el pan esponjoso y el sabor reconfortante. Es el tipo de bocado que te saca una sonrisa a cualquier hora, y que demuestra que en Japón incluso la comida rápida se toma en serio.
Una delicia simple, accesible y francamente deliciosa.
Y para cerrar, el clásico tamago sando del 7-Eleven japonés, ese pequeño lujo cotidiano que nunca falla.
A pesar de ser un producto de konbini (tienda de conveniencia), sorprende por su textura cremosa, el pan esponjoso y el sabor reconfortante. Es el tipo de bocado que te saca una sonrisa a cualquier hora, y que demuestra que en Japón incluso la comida rápida se toma en serio.
Una delicia simple, accesible y francamente deliciosa.








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