Castillo Santa Catalina

Este hotel data del 1624 y restaurado en 2021 por lo que combina las comodidades actuales con el encanto del pasado.

El restaurante es pura historia de una fortaleza malacitana repleta de alma malagueña y unos preciosos jardines, siendo esto el principal motivo para ir a cenar.

El servicio es muy bueno pero un poco lento y toda la comida estaba rica, por lo que cenarás bien en un sitio todavía mejor.

- Conjunto: 4/5
- Precio/ calidad: 4,5/5
- Calidad/ producto: 3,5/5
- Lugar/ decoración: 5/5
- Servicio: 4/5

Su ensaladilla rusa de temporada. La ensaladilla estaba buenísima y resalto el salmón que estaba de morir.


Steak Tartar, tuétano y patatas chip naturales. Estaba riquísimo, tierno y perfecto de picante.


Solomillo de ternera Rossini, brioche, foie plancha y salsa perigord. Genial cocinado que se te deshacía en la boca.

Bacalao confitado con pil pil de sus espinas y lechuga. De 10.


Mosaico de foie gras, manzana asada, gelatina de moscatel y brioche tostado. Un entrante sencillo que no solemos pedir pero nos chifla.


Pato con arroz. Estaba riquísimo, tierno y perfecto de sabor.

Ostra francesa con ponzu de shiso. Genial para empezar la cena. 


Lubina con verduras. Una delicia por su delicadeza.


Margarita. Genial para antes de cenar y ver la puesta de sol.


Croquetas cremosas de jamón Joselito. Buenísimas y súper cremosas tal y como dice su nombre.


Ventresca de atún rojo, pack choi, holandesa de su grasa tostada y chardonay. Lo más flojo de la cena porque la ventresca no era muy buena y no estaba bien hecha.


Aperitivo de la casa. Un ajo blanco con higos. Muy bueno y refrescante para empezar.


Fotos del lugar:








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