Casa Taberna
El plan perfecto para pasar un fin de semana de desconexión total.
Fuimos a Pedraza por probar comer en Casa Taberna y dormir allí para poder vivir la experiencia al completo.
Llegamos el viernes por la noche, quedándonos a cenar en la Taberna del hotel. Una taberna con una carta reducida donde todo estaba muy bueno (os digo todo porque probamos toda la carta).
Al día siguiente, visitamos Pedraza por la mañana y ya a la hora de comer volvimos al hotel para dejarnos llevar con el menú degustación y que pasase el tiempo, volviendo esa noche a cenar en la taberna.
Como os decía, el plan es para desconectar de la rutina y disfrutar de la comida.
El hotel es precioso, en plena plaza del pueblo con un encanto y un trato de 10.
La única pega que os saco es el desayuno, donde la fruta estaba incomible y los panes los trajeron fríos. El resto del finde fue todo de escándalo para repetir.
- Conjunto: 4,5/5
- Precio/ calidad: 4/5
- Calidad/ producto: 4/5
- Lugar/ decoración: 5/5
- Servicio: 4,5/5
Buñuelo de trufa, yema y papada curada. Una explosión en la boca que me flipó. Tenía una mezcla de sabores y esa base naranja que veis, es la mejor salsa del mundo, yema.
Guisantes trufados, tocino ibérico y yema. No soy muy fan de los guisantes, pero cuando los hacen así me encantan.
Chuletón de vacuno mayor a la brasa. Tierno y en su punto con una calidad brutal. No puedo pedir más.
Puerros a la brasa con queso de roncal y aceite verde. Estaban para llorar, tenéis que pedirlos obligatoriamente.
Huevo a baja temperatura con setas y trufa. Perfecto para compartir entre dos. Nos gustó tanto que lo cenamos los dos días.
Fuimos a Pedraza por probar comer en Casa Taberna y dormir allí para poder vivir la experiencia al completo.
Llegamos el viernes por la noche, quedándonos a cenar en la Taberna del hotel. Una taberna con una carta reducida donde todo estaba muy bueno (os digo todo porque probamos toda la carta).
Al día siguiente, visitamos Pedraza por la mañana y ya a la hora de comer volvimos al hotel para dejarnos llevar con el menú degustación y que pasase el tiempo, volviendo esa noche a cenar en la taberna.
Como os decía, el plan es para desconectar de la rutina y disfrutar de la comida.
El hotel es precioso, en plena plaza del pueblo con un encanto y un trato de 10.
La única pega que os saco es el desayuno, donde la fruta estaba incomible y los panes los trajeron fríos. El resto del finde fue todo de escándalo para repetir.
- Conjunto: 4,5/5
- Precio/ calidad: 4/5
- Calidad/ producto: 4/5
- Lugar/ decoración: 5/5
- Servicio: 4,5/5
Steak tartar de chuleta con rabanito y brotes. Un steak fuerte de sabor, quizás con demasiada mostaza pero que nos gustó tanto que repetimos por la noche.
Buñuelo de trufa, yema y papada curada. Una explosión en la boca que me flipó. Tenía una mezcla de sabores y esa base naranja que veis, es la mejor salsa del mundo, yema.
Guisantes trufados, tocino ibérico y yema. No soy muy fan de los guisantes, pero cuando los hacen así me encantan.
Chuletón de vacuno mayor a la brasa. Tierno y en su punto con una calidad brutal. No puedo pedir más.
Canelón de aguacate y vieira. Estaba súper bueno y ligero.
Puerros a la brasa con queso de roncal y aceite verde. Estaban para llorar, tenéis que pedirlos obligatoriamente.
Huevo a baja temperatura con setas y trufa. Perfecto para compartir entre dos. Nos gustó tanto que lo cenamos los dos días.
Fotos del lugar:
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