Ugo Chan
Tributo de Robuchon: tartar de toro, gelée de anguila ahumada, espuma de coliflor y caviar beluga. Nos dejó sin palabras, un tributo en toda regla. El toro era de otro nivel y el caviar...
Marmitako de bonito. Tan sencillo pero esta maravilla estaba extraordinaria.
Nigiri de pescado blanco con sisho. Esta vez era lubina y el sisho le daba un frescor increíble.
Nigiri de sardina con alboronía malagueña. La sardina era de otra galaxia y la alboronía le daba el toque dulce delicioso.
Nigiri de toro a la llama. Un manjar de los dioses, tripitimos después de este homenaje.
Nigiri de espardeña. Un fuera de carta que es la primera vez que probamos y nos flipó.
Nigiri de huevo de codorniz con migas de pastor japonés. Saliendo un poco de los pescados, llega esta otra exquisitez.
Nigiri de asado gaucho de entrecot y tuétano. El problema de cenar en barra es que, al ver cómo hacen todos los nigiris, te entra muchísima más hambre y más ganas de probarlos todos. Este fue uno de esos pecados.
Temaki de "kebap" de mollejas de cordero al carbón. Si no nos lo hubiesen recomendado, no lo habría pedido. Uno que no íbamos a pedir pero el camarero nos lo recomendó y un acierto total.
Nigiri de foie gras y anguila homenaje al cremat de M. Berasategui y mirim envejecido. Vaya homenaje al gran Berasategui, una delicia que te explota en la boca.
Nigiri de gamba roja. Otro fuera de carta que teníamos muy claro que si lo tenían, lo teníamos que pedir.
Ikizukuri de pescado del día con bilbaína estilo Guetaria "en frío" y Ostra Gillardeau nº2 con ponzu y chile. Dos entrantes obligatorios. El Ikizukuri era de salmonete fresquísimo y espectacular y la ostra un manjar celestial.
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