Gala

Un restaurante que pasa desapercibido ante nuestros ojos, pero que lleva en Madrid más de 30 años. Recomendado en la guía michelín y en la guía Repsol, descubrimos este local que nos dejó boquiabiertos con todos los platos. 

Tienes la opción de carta o menú y nosotros nos decantamos por el menú de verano más un plato extra que moríamos por probar. 

La terraza está bien, en mitad de Ponzano un poco refugiada, no son tres mesas tiradas ahí en la calle con un par de sillas como hacen muchos restaurantes hoy en día.

La decoración por dentro es bastante clásica y sencilla, como la comida que ofrecen en la carta.

Por otro lado, el servicio fue todo un encanto. Nos atendió el dueño del restaurante y nos iba explicando cada plato perfectamente. Además, hablando con él, nos recomendó varios restaurantes de la Costa del Sol a los que teníamos que ir y nos explicó un poco de la historia del restaurante.

En resumen, un restaurante que recomiendo al 100% para ir con tu pareja o familia y disfrutar de una estupenda comida o cena. Os quedaréis con ganas de volver para la siguiente temporada porque, ya os digo yo que no me quedo sin probar los platazos de invierno que asoman por ahí.

- Conjunto: 4,5/5

- Precio/ calidad: 5/5

- Calidad/ producto: 4,5/5

- Lugar/ decoración: 3,5/5

- Servicio: 4,5/5

Carpaccio de gamba roja, mayonesa de ajo negro y frutos rojos. Una mezcla de sabores increíble, un corte impecable y una calidad de 10 las gambas. Se puede comparar perfectamente con el de Saddle porque está delicioso.


Sopa fría de melón con sardinas ahumadas y vinagre texturizado. Un plato que, a la carta, no me atrajo mucho porque no soy fan de incorporar fruta en los platos pero, menos mal que era a menú y lo pude probar porque estaba buenísimo. La sardina le daba un toque sublime y las esferificaciones de vinagre de Módena te explotaban en la boca junto con la suavidad del melón.


Ceviche norteño con langostino soasado. Nos trajeron esto nada más comenzar y ya empezó la cena fuerte. Tenías que ir tomando un poco del langostino y un poco del chupito que, cuando bebías, se te juntaba con el dulce del borde del vaso. Un plato original, potente y muy fresquito.




Steak tartar. Pedimos este plato fuera del menú porque vimos fotos y nos moríamos por probarlo y, efectivamente, estaba para llorar. Lo empezaron a elaborar en el 2 plato y lo dejaron macerar casi una hora, cogiendo una potencia de sabor que me recordó al de Zalacaín.



Ventresca de atún. Buen trozo de atún con una salsa que estaba buenísima y el toque crujiente de la cebolleta. Estaba buenísimo el plato, pero me quedo con los anteriores.

Roast beef. Si te apetece tomar un solomillo Wellington en verano, pero te parece demasiado pesado, este plato te va a encantar. El roast beef estaba súper bueno, pero me dejó anonadada la salsa del Welington, era una mezcla del foie, con el hojaldre y setas que te explotaba en la boca.

Sorbete de mandarina. Para terminar la cena, un postre fresquito, que te ayuda a bajar toda la cena y que te deja con un estupendo sabor de boca.



Fotos del lugar:









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