Las Palmeras Chiringuito
Si estás buscando un chiringuito en Málaga que combine calidad, encanto y una experiencia gastronómica cuidada al detalle, Las Palmeras es, sin duda, el lugar. Desde que lo descubrí, se ha convertido en mi favorito por muchas razones.
Lo primero que destaca es la calidad excepcional de sus platos: pescados fresquísimos, mariscos bien tratados. Pero lo que realmente marca la diferencia y me conquistó desde el principio es su increíble selección de vinos, mucho más amplia y cuidada que en la mayoría de chiringuitos. Para los que disfrutamos acompañar una buena comida con una copa a la altura, esto es un verdadero plus.
Otro detalle que me encanta: los manteles son de tela, no de papel, lo que eleva aún más la experiencia. Son ese tipo de cosas pequeñas que te hacen sentir que estás en un sitio especial, donde se cuida tanto la comida como la presentación y el ambiente.
Además, el servicio siempre ha sido atento y profesional, y el entorno es una maravilla: justo al borde del mar, con unas vistas y una brisa que hacen que cada visita sea un pequeño lujo. Eso sí, siempre está lleno, especialmente los fines de semana, así que es imprescindible reservar con antelación.

Probamos la concha fina al pil pil, un toque picantito y sabroso que te hacía dudar cuál era mejor.
Gambas de Garrucha espetadas. ¡Madre mía! Qué sabor, qué textura, qué delicia. El mar en su máxima expresión.
Todo esto regado con un vinazo que acompañó a la perfección cada bocado, redondeando una cena inolvidable.
Lo primero que destaca es la calidad excepcional de sus platos: pescados fresquísimos, mariscos bien tratados. Pero lo que realmente marca la diferencia y me conquistó desde el principio es su increíble selección de vinos, mucho más amplia y cuidada que en la mayoría de chiringuitos. Para los que disfrutamos acompañar una buena comida con una copa a la altura, esto es un verdadero plus.
Otro detalle que me encanta: los manteles son de tela, no de papel, lo que eleva aún más la experiencia. Son ese tipo de cosas pequeñas que te hacen sentir que estás en un sitio especial, donde se cuida tanto la comida como la presentación y el ambiente.
Además, el servicio siempre ha sido atento y profesional, y el entorno es una maravilla: justo al borde del mar, con unas vistas y una brisa que hacen que cada visita sea un pequeño lujo. Eso sí, siempre está lleno, especialmente los fines de semana, así que es imprescindible reservar con antelación.
- Conjunto: 4,5/5
- Precio/ calidad: 3,5/5
- Calidad/ producto: 4,5/5
- Lugar/ decoración: 4,5/5
- Servicio: 3,5/5
Boquerones. Otro plato típico de Málaga. Deliciosos y obligatorios.
Berenjenas fritas. Estaba buenísimo.
Espetos. premiados hace un par de años como los mejores.
Ensalada de pimientos. Un clásico.
Chopitos plancha. Para bajar la fritura y estaban súper jugosos.
Tomate aliñado. Lleno de sabor y es que este tomate me flipa.
Coquinas. Arenosas.
Gambas plancha. Bien de tamaño, bien hechas, no se pegaban a la cáscara, todo bien.
Pulpo frito. Lo más flojo de la comida porque era demasiada fritura.
Gambas al pil pil. Muy ricas.
Calamares fritos. Espectaculares y bien de tamaño.
Conchas finas. Si os gustan, no dudéis y pedirlas.
Probamos la concha fina al pil pil, un toque picantito y sabroso que te hacía dudar cuál era mejor.
La hurta espetada, un pescado de carne firme y sabor delicado, estaba cocinada con maestría. Acompañada de unas patatas a lo pobre, sencillas pero llenas de sabor, fue uno de los grandes platos de la noche.
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